Homilia del Padre Pablo Tisssera

Sin fecha precisa. Verano de 1993.
Posiblemente en la Parroquia Santo Tomás Moro.

La Transgresion

Lectura del día: Mateo 11

Bueno. Vamos a hablar "a pulso", como dicen los chilenos. A ver si Santiago hace el milagro de... [lo dice por un niño que lloriquea]. (...)

Quizá sea este pasaje, capítulo 11 de Mateo, y hace al caso de la situación al momento que estaban viviendo ellos, yo creo que siempre... [?] y muchísimo al caso nuestro, ¿no?: un poco la realidad de lo que les tocaba vivir a los primeros cristianos, a estos seguidores, era... lo tremendo de las comunidades pequeñas, ¿no? Era un grupito. Y no con una pequeña innovación dentro del marco general. No era que se diferenciaran de los otros en dos o tres cosas. ¡No! ¡Se diferenciaban del cielo y la Tierra! Los otros hablaban de un solo y único Dios, que nosotros también lo creemos; pero Jesús nos venía a hablar de una Trinidad: del Padre, del Hijo... "Yo soy, yo soy". "El Padre y yo". Sólo el Padre conoce al Hijo, y el Hijo conoce al Padre. O sea: por el rompimiento con las leyes, las leyes del templo, por el rompimiento con las instituciones religiosas- los cambios internos y los cambios externos-, ¡realmente eran...! ¡Toda la gente los tenía que mirar muy mal! ¿No? ¡Y ellos mismos considerarse muy, pero sumamente pequeños! ¡Debe haber sido atroz! Es como... Hoy, pensar en que se escindiera una rama del radicalismo y otra del peronismo- ahora voy a hacer parejas [risitas]-; una del radicalismo en Chumbicha, en La Rioja (es Catamarca, Chumbicha; es así [de pequeña], Chumbicha), y otra del peronismo que se abriera en Calilegua (que acá por lo único que los conocieron fue por las naranjas; los que tenemos unos años ahora, ya no hay naranjas, porque todo se ha convertido en campos de explotación de caña de azúcar). Bueno: ¿cómo se sentirían estos radicales y estos peronistas respecto del resto del país? ¡Nada, ni nadie! Y estos primeros discípulos... Jesús y sus primeros discípulos ¡tienen que haberse sentido muy poca cosa! Y Jesús los preparaba. En otras ocasiones les decía, lo sabía y se los recalcaba; les decía: "mi pequeño rebaño", "mis chiquitos", "mis pobrecitos". "Vengan a mí, todos los que están afligidos...", es decir, ¡con la consciencia de la pequeñez! La consciencia de ser raro, la consciencia de ser distinto, como lo es hoy el ser honrado, el ser honesto, el no transgredir ciertas reglas que ya pareciera que entran dentro del juego transgredirlas. Ya no se habla de transgresión, ¡se habla de costumbre! Ya no se dice: "he transgredido tal o cual regla" sino "nosotros acostumbramos hacer esto". A hacer esto; no decimos, jamás vamos a decir "transgredir".

Yo creo que algunas veces.. Uh, tantos años, pobrecitos, aguantándome, pero alguna vez hemos hablado, cierto... Si los cristianos tuviéramos la consciencia... la consciencia de, realmente- no voy a decir "bichos raros", "ejemplares extraños sobre la Tierra", "ejemplares únicos, diferentes"-, pero sí hay algo, ¡hay algo! Nuestra creencia, nuestro modo de proceder, que ya... incluso... Entre cristianos mismos, los procederes de unos cristinanos respecto de otros a veces nos escandalizan, ¿no? ¡Porque somos diferentes, qué se yo! Yo he escandalizado años dando la Comunión en la mano, o no uso... ¡o no está en mi ánimo andar con el ... [?] al cuello ... [?]! ¡Y no me siento menos sacerdote que todo el resto! Pero no lo hago por llevar la contra a alguien, pero siento el peso de ser diferente, ¿no? De ser distinto, ¿no? Bueno, pero eso no... no diríamos que es una transgresión, algo que en caso de mi consciencia... ¡No! No me voy a acusar de no usar la... porque no es pecado, pero hay otras cosas que ya no se trata [...] del pensamiento, o del juicio de la Iglesia, o de las sanas costumbres o de la tradición, ¡sino lo que es el juicio o el modo de pensar de la gente de ahora! Es decir, de lo contemporáneo. ¿Qué van a pensar de mí? El dos mil, vea, me tiene... Sí, el dos mil ya me va a agarrar, ¿no? Me tiene sin cuidao porque yo supongo que el Padre Dios ya me tendrá junto a Sí y vean lo que diga o deje de decir, viéndolo al Padre Dios, ya estaremos: "Hola, ¿cómo le va?" [...]. Ya me tiene... eso, poco me va a herir. Si algún vidente, alguna vez, llegó a saber que iba a existir algún tal Pablo Tissera que en el 1993 dijera "y esto, y aquello, y todo lo de más allá", y lo que pensó la gente: "¡no me diga que va a existir una gente así...!", bueno, también me tiene sin cuidao [risitas].

A nosotros, los que nos molestan son los de afuera [ríe]. Son los actuales, ¿no? Nuestros coetáneos. Que van desde... de todo: "Mirá, sale con el marido, no sale, lo deja salir solo al marido, y han pasado los dos chicos, fijate estos locos se creen que... O no han tenido hijos o sí los han tenido, o no los han querido tener...". ¡Es tan grande el número de transgresiones, se van multiplicando! ¡Y ya no son transgresiones! Es decir, ¡transgresiones a leyes sociales! Ya no es transgresión, a ver... Yo soy ... [?] Ya no es la transgresión a la ley de Dios ni a las sanas costumbres, ¡no! Es una transgresión, incluso, que no es ni a la consciencia de uno, porque la consciencia de uno [¿] ... y ... [?]. Es transgresión al vecino de enfrente, que me está espiando por un visillo. ¿No? Está espiando a qué hora salgo, a qué hora vengo, mira la luz, a qué hora se prende, a qué hora se apaga... [ríe] Siente los pasos por el corredor, mira... "Ya salió el marido", dice, "ahora se sienten otros pasos, quién habrá venido, y no es el cobrador de la luz", bueno [risas]. "El que marca la luz". Realmente estamos- yo creo que tenemos que tener la conciencia, a mí me parece, me parece, me gustaría que me ayudaran- que es una opresión, realmente estamos oprimidos por el pensar- el pensar- si los criterios de la gente que nos rodea, que si nosotros quisiéramos vivir como [¿] ... [?] cristianismo, con rectitud, con integridad, nos resulta azaroso. Nos resulta azaroso. En general, en general, ya, el hecho, en este momento: una madre tiene a su hijito muy mal. Y uno no la ve pegar el grito ni aparecer por televisión ni decir todo lo que se dicen, y se abusa de esa pobre gente. ¡Fíjense cómo se van formando las costumbres! O supónganse: le violan el niño o la niña, ahora ya es indistinto, y no se presentó, no la fue, alguno de los reporteros, a preguntárselo a su casa, y a verla cómo lloraba y cómo dejaba de llorar, que dicen: "mirá qué madre" [...] ¡y ya formamos un juicio! Dice: "mirá qué madre despiadada, no ha movido este resorte, o qué padre despiadado, no ha movido este resorte, podría haberse presentado en Canal 9 ... [?]"... ¡Y a lo mejor, la pobre mujer, vaya a saber los sentimientos internos que tiene en su alma de confianza en Dios! Es decir, "venid a mí los que estáis aflig..."- no, no vayan a Canal 9, porque si no la violaron a la chica físicamente, después con el pensamiento la están violando todos los... todos los televidentes y teleoyentes y quienes fueren-. Dice: "¡No, confíen en Dios!".

Fíjense: ya... - qué enredado soy para hablar, pero- es decir, se han creado nuevas normas, nuevas normas que nos acusan primero, y después nos acosan; no basta con señalar. De modo que no vale que uno diga "bueno, yo me confío en Dios, yo me pongo en las manos de Dios". Y detrás un montón de gente: "ah, él muy tranquilo, él se va a la iglesia a rezar". ¿Cuándo le dieron...? "Ah, ella se va caminando a Luján, o se va a San Cayetano y le pide, y ya está. Y no mueve todos esos medios que tenemos hoy". Es decir: ¿cómo...? Es bravo; es muy difícil, es muy cuesta arriba ser cristianos, ¿no?, en la intimidad de mi corazón. Acá pareciera, Jesús, que nos insta, nos llama... [corte de la cinta] ... un hombre que voy libremente y pido ayuda a la prensa, y la prensa entonces ¡sabrá lo que yo quiero! Mentiras no; no puedo ir a decir mentiras a la prensa. Pero sí... Bueno, pero supónganse que yo no... Yo digo: "no; me voy a entregar en las manos de Dios, me quiero poner en las manos de Dios. Me quiero poner en el juicio de Dios"-.

 

Gentileza Sr. Roberto Quinteros.