Homilia del padre Pablo Tissera

Sin fecha (Día del Padre, por lo tanto es segundo Domingo de Junio. Se calcula 1990s.).
Posiblemente efectuada en la Parroquia Santo Tomás Moro (Bs. As.)

Los miedos, El miedo de Dios

LECTURA DEL EVANGELIO Mt. 10, 26-33


- Le pido al Señor que El esté en mis labios y que El esté en mi corazón para que, con sencillez y con dignidad, y con alegría, les pueda anunciar a ustedes, hermanos, esta tarde, el Día del Padre, este atardecer del Domingo, el Evangelio del Señor Jesús. Que el Señor Jesús esté con todos ustedes-.

- Y con tu espíritu-.

- Lectura del Santo Evangelio según San Mateo-.

- Gloria a Tí, Señor-.

- En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: No tengan miedo a los hombres. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada tan secreto que no deba ser conocido. Lo que yo les digo a ustedes en la oscuridad, después repítanlo a plena luz del día. Y lo que ustedes escuchen al oído, luego grítenlo desde lo alto de las casas. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Tengan más vale miedo a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo en la Gehena del infierno. ¿Acaso no se venden un par de pajaritos por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra sin el consentimiento del Padre que está en el Cielo. Ustedes tienen contados hasta los cabellos de la cabeza de ustedes. Entonces no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros juntos. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré después ante mi Padre, que está en el Cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el Cielo de aquel que reniegue de mí ante los hombres. Esto, hermanos, es la palabra del Señor Jesús-.

- Gloria a Ti, Señor Jesús-.

- Este oportuno Evangelio ... [?] ¡los ¡miedos!, que cada vez nos acorralan más, porque son muchos; nuestra vida pareciera que depende de una serie de elementos que no están a nuestro alcance... tenerlos a favor nuestro, ¿no? Ni la protección policial, ni la justicia, ni mucho menos el manejo de la economía; pareciera que se alejan. En la salud precariamente atendida, las respuestas para la salud y para la educación, etcétera, son cada vez más precarias las respuestas que dan. Y crean miedo en nosotros. Más todos los otros miedos ¡ancestrales, del corazón del hombre! ¿No? Es que como... Es curiosa la... ¡Qué difícil que debe haber sido para los profetas!, ¿no? Y para todos los hombres de Dios. Por un lado ... [?] como la gente: “no se degraden, no se...”. Bueno. Y por otro lado: “no tengan miedo, no le tengan miedo. El es Padre. El se enoja un día pero está miles de días que está bueno. Por una que le hacen mal, El... sí que la recuerda, pero recuerda también...”. Porque yo [¿] las cosas que yo haya hecho [?] mal, me las perdona; y por una sola cosa que haya hecho bien, me la premia [?]. ¡Es una lucha continua la que hay! Porque, por un lado: "portate bien", pero por otro lado: "no le tengan miedo".

Fíjense que quien pensaba que casi todos los dioses de la antigüedad, si uno habla, pareciera que la Pacha Mama, nuestra Madre Tierra, era la más... de todos los dioses, era la más mansita, la más buena, las más amable, ¡mientras que no temblara! Mientras que no temblara el suelo, que no hubiera temblores, ¿no? El mar, el gran dios mar, ¡todos los dioses! ¡Eran dioses muy bravos, muy duros!, que fácilmente infundían terror alrededor, ¡sembraban terror! Y la misma presencia de Dios de Jacob- el Dios, nuestro Dios, el Dios de Isaac-, les tiene que recordar; cada vez que se presenta les va diciendo: "yo soy el Dios de ... [?], el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de vuestros padres, ¿vieron que a sus padres no les pasó nada?, que yo... ¡No me tengan miedo! ¡Vengan, vengan! ¡No estén temblando, vengan!”. Y cada vez que tienen un encuentro con Dios, esa frase... la descubrí más... El ángel de Dios no es tanto que se pareciera, hoy por hoy, que no es tanto un ángel como tal que se presentara, lo que entendemos por un ángel, sino el rostro de Dios, una visión de Dios, una figura eterna de Dios. Eso es el ángel de Dios. Y cuando ellos lo veían, temblaban: "vamos a morir", decían, porque nadie había visto el rostro de Dios sin que posteriormente muera. Nadie puede ver el rostro de Dios impunemente. De tan grande, quedó el concepto elevadísimo de Dios, ¡pero a su vez infundía terror, paralizaba! Paralizaba. Y por eso les decía que ésta es la lucha continua de los profetas: "No; vengan, vengan, El es bueno. El los ama como una mujer, como un hombre celoso, los quiere, los perdona, los sigue, no le tengan miedo; venid, Israel, vengan. Los está esperando".

Jesús, y bueno, ya se va a venir a imponer: "Vengan", ¿no? Les habla: "Yo soy vuestro Dios, yo estoy con ustedes". Por quitarnos ese temor, el temor de Dios. No ha sido una lucha muy feliz, ustedes ven que no ha sido una lucha muy feliz, por desgracia, ¿no? No ha sido. Porque más nos ha quedado el miedo de... Por ahí, nuestra cultura y nuestra civilización han hecho un esfuerzo enorme- bah, muchas veces lo hemos hablado con ustedes; ya... el castigo de Dios, ya... “vas a ver lo que te va a hacer Dios. Dios no te va a dejar ir muy lejos. No vas a ir muy lejos: Dios te va a agarrar... Te va a tirar el lazo y te va a tirar”. O... nos referíamos a nosotros o nos referíamos a otro: "¡Dejalo, nomás! Ya lo va a agarrar Dios", ¿no? Incluso al que estamos rogando a Dios que parase, ¿no? [risas]. Hay varios que estamos rogando a Dios; decir que por lo menos le haga una señita, Dios: "Varón, pará un poquito", ¿no? Pero, ¿por qué nos presentamos (...?) imagen de Dios?

Ayer me contaba Aníbal [Coerezza], que había estado anteayer en la... - entre paréntesis- en la cárcel de Olmos. De 34 pabellones, creo que hay, 19 son total y absolutamente de los evangélicos. ¡Y ya no le podemos llamar “secta”! Sí, “secta” porque están separados, secos, cortados, ¿no? Pero ¡ojo!: ¡no son perversos!. ¡Hablan con mucho cariño de Jesús! Hablan con más... Han tenido más libertad, más cariño, más ternura- la tienen- para hablar de Cristo que nosotros, ¡y no han tenido miedo para salir a la calle y meterse en las cárceles! ¡Diecinueve pabellones! Los católicos si apenas... ¡a gatas tenemos nueve! Ahora han empezado, reaccionando... Bueno. Pero en uno y otro, fíjense, no reciben ni a los que tienen SIDA, ni a los "rosita", que les llaman ellos, a los afeminados. Les tienen miedo. Es un género [?], decir: "No me vaya a confundir, yo que soy hombrazo, que maté, que robé, que hice esto o aquello, no me confundan con este..."- perdón, esto es... "maricón", lo digo con cariño; no lo digo con...- "No nos confundan con ellos". ¡De miedo! También... Yo pienso que el que más caretas tiene para caras, caretas o disfraces para presentarse ante nosotros, es el miedo. Yo decía [ríe], el precio [?] de Dios, “me da no sé qué hablar de esto”, le decía al doc, casi un año y pico con unos miedos bárbaros, ¿no?. No sé si la enfermedad vino ella o me nació de los miedos, ¿no?. Es tan ruin ese miedo que puede tomar forma hasta de enfermedad, ¿no?. Tengo... [?], tengo esto, tengo aquello... ¿Cuánta gente se va a morir, no de enfermedad, sino de miedo?. Y las cosas que no decimos, y las cosas que no enfrentamos... Qué sagaz que es el miedo. Y por otra parte, el Señor que continuamente dice: "No temáis, no temáis". ¡Continuamente! "¡No le tengan miedo! ¡Hasta los pájaros del cielo! ¡Hasta los cabellos vuestros están contados! ¡Hasta las flores del campo, no tengan miedo!”. Fíjense: “¡Vengan! Venid a mí todos los que andan agobiados, los que están cansados, los que están extenuados, ¡vengan a mí! Yo los voy a recibir. ¡Quítense el miedo!”. Es la expresión continua, la expresión más cariñosa: no temáis.

Se acuerdan que les... [?] tres, esa graduación que había, primero: No temáis, no tengan miedo. Segundo: Tened paz. Probablemente esa idea sea primero: tengan paz, no tengan miedo, alégrense. Estén alegres. Pareciera que el hombre que no tiene miedo y que tiene paz deviene o recae en la alegría, ¿no?, en el gozo de vivir. Y esto a nosotros nos ha hecho, hoy justamente el día del padre, las cosas que no hemos hecho- porque tenemos un rosario de cosas- pero... Las cosas de los que siendo padres, que engendran, que aman, que quieren, y nosotros, los que queremos ser padres en el Espíritu, ¡las cosas que no hemos di-cho! Pues bien, ¿no?: “no, el chico se va a ir, el chico se va a hacer esto, el chico se va a...”. ¡Las cosas que no hemos dicho por miedo! ¡Un montón de cosas! Entre los esposos, el miedo a hablar: "No le quiero hablar a mi marido, porque...", "no le quiero decir a mi mujer, porque...". "No le quiero decir a mi jefe..." y aguantamos cada queja... "¡Ya lo vamos a castigar con el voto!". Sí, anónimo y... [?]. No, no castigamos con armas tampoco ni mucho menos, ¡pero por lo menos hablemos! Me gusta [Mons.] Laguna; no me gusta el tono como a veces lo dice, pero habla; Laguna, habla. Y Jorge Casaretto, habla. Y [Mons.] Hesayne habla. No podemos decir, ponerle a todos diez puntos o lo que sea, algunos dirán "bueno, ésto yo no lo hubiera dicho", pero ¡hablan! ¡Nosotros somos perros mudos! Por lo menos yo, ¡me acuso a mí mismo! Por lo menos no voy a tener el miedo de presentarme como un encanto para ustedes, realmente no soy un encanto, pero... Digo, ¡cuántas cosas, Dios Santo! ¡Ayúdanos, Señor!

Los miedos nos acorralan, nos enmudecen... A veces hacemos barbaridades y hasta atropellamos a la gente ¡por miedo! Por miedo nos volvemos crueles, por miedo nos volvemos egoístas, por miedo no damos una limosna, por miedo no ayudamos, no le ayudamos o no nos traemos a nuestra vieja o a nuestro viejo- ya viejos- a casa, porque... “¿qué voy a hacer con mamá en casa?”. O “¿qué voy a hacer...?”. Vean: ¡hacemos atrocidades! ¡El miedo nos hace hacer atrocidades! Cosas que nunca las hubiéramos hecho- las hubiéramos pensado. Y sobre todo- y termino- yo creo que la mayor atrocidad es esta lejanía de Dios en la que hemos caído. Yo no sé si le tenemos... si el cumplimiento para nosotros de aquello que son las reglas morales de un cristianismo son a partir de una convicción amorosa hacia el resto de los hombres y un homenaje a nuestro Dios, o si son de un miedo, miedo desde las leyes sociales hasta las leyes civiles, las leyes penitenciales que tiene el Estado, o... incluso miedo al infierno. Porque debe estar latente algo dentro nuestro. Se ha superado mucho. Yo creo que lo del infierno ya no... ya no nos asusta. Ya no nos asusta tanto, ¿no? Como a Santa Teresa, que decía que lo buscaba a Jesús más allá del infierno y de la gloria, ¿no? Pero... [?] decir: yo siento que nuestra relación con el Señor Jesús no es espontánea, cariñosa, tierna, ¿no?

El único punto que tengo con las... que no me gusta, yo lo he dicho otras veces, bah, me aqueja un poco, es el de las sectas que siembran el espanto de... ¡sobre todos los miedos que tenemos, todavía ahora el pánico de la posesión diabólica! La otra noche lo sentía, no sé, a "Juan" de los Pastores, mire, yo... está... ¡Yo tenía ya...! ¡Yo ya estaba rezando por él! Digo: "¡Este hombre se va a... Si lo está haciendo sinceramente, este hombre va a... le va a dar un vuelco [?], va a caer!". Porque era una cosa- "¡Sal, Satanás, Satanás!", era una cosa así... ¡persistente! Yo no sé si él mismo estaba angustiado, ¿no? Pero... Lo cual indica, fíjense: si eso se lo mete a una persona que está enferma y que viene y le dice todavía: "no solamente estás enferma sino que estás endemoniada"... [risitas]. ... [?] ¡Hace mucho, me acuerdo!, el director de... No sé quién era director entonces en el... No sé si era el Doctor Braco [?], no sé cuál, ahí en el Cetrángolo, ¡y era una buena mujer! Pero decía: "vea, Padre"... Sería una ... [?], era una mujer evangélica. Pero les hablaba tanto de la muerte, del infierno, y de tanto... a un enfermo que está así- bueno, no le voy a decir "ah, sí, qué bien, qué tal, qué lindo, qué bien se lo ve", ¿no? ¡Pero siempre [?] otra forma, había otra forma de llegar y de hablarles de Dios! ¿No es cierto? De hablarles del Dios de la misericordia y del Dios de la ternura... Es decir, un señor que no era precisamente muy creativo [?]. Un hombre honesto, recto, pero no practicante, decía: "¡Vengan!" porque... [?]¡si hablan... [?] no les puedo prohibir que entren!. Por Constitución. Pero como médico les tendría que decir... porque después les tomo la lección y, dice, están todos... ¿no?

Bueno. Hermanos, amigos míos: ¿cómo podemos hacer...? Señor y Dios nuestro, Papito. ¿Qué nos enseñó Jesús? Que le dijéramos así, "Papito". Papito nuestro. Muy querido. El lo trataba con suma... ternura, confianza, era confianzudo, con el Papá-Abba. Y todos los gestos de El eran... todo este Evangelio, Jesús ... [?]: "no tengan miedo a los hombres. Fíjense que no hay nada oculto que no deba ser revelado”. Saber que no hay nada oculto que no vaya a ser revelado. “Y nada tan secreto que no deba ser conocido. Sepan esperar. Lo que yo les digo en la oscuridad, después repítanlo al medio día de la luz”, dice. “Grítenlo, por todos los lados. Griten que el Padre es bueno. Les digo (...?) como un secreto cariñoso. ... [?] Y no lo digan ustedes al oído al hombre, sino que súbanse a la azotea y peguen el grito: ´¡El Padre Dios es...!´". [Ríe] Al final, tienen razón nuestros hermanos evangélicos cuando empiezan: "¡Aleluya, Gloria al Señor!". ¡Son mucho más lógicos que nosotros! Nosotros decimos [baja la voz]: "Mire, ... [?] ¿se lo puedo decir?". Lo he experimentado yo. Y los otros, los evangélicos, van y pegan... No, no estoy por hacerme evangélico (...?) [risas], pero sino que ¡me avergüenzo, me avergüenzo de la sinceridad, de la honestidad que ellos tienen, y de lo que...! Para algunos lados, que ojalá nos hablen [?] los hermanos nuestros carismáticos católicos, ¿no?. ¡Esos son...! (...?). Lo que oyeron acá, adentro en el corazón, en la intimidad, ¡lo repiten a los gritos afuera! Yo no estoy muy de acuerdo; soy más vale de... ¿no?. Más vale [¿] ...arse fuerte, ¿no? Pero... Jesús nos decía: "lo que sintieron en el oído- Dios es bueno, Dios es misericorde-, grítenlo desde la azotea. No tengan miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Ténganle más vale miedo a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena. Ya muchos de nosotros que hemos vivido situaciones infermales por nuestros miedos. Peor que la misma enfermedad, es el miedo. Es el terror. ¿Acaso no se venden un par de pajaritos por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en la tierra sin el consentimiento del Padre que está en el Cielo. Ustedes tienen contado hasta los cabellos de su cabeza. ¡Entonces no tengan miedo!. Porque ustedes valen más que todos los pajaritos. A quien me reconozca abiertamente...", en fin, ¡termina con eso! Dice: tienes [?] miedo de llegar de tal forma [?] de vivir un cristianismo avergonzante, ¿no? [?] Lo he visto al pasar [?], en Córdoba y en el interior se usa mucho santiguarse frente a las iglesias, ¿no? Pero hay algunos que dicen: se van a santiguar, ¡pero miran bien primero... [risas] si me ven o no me ven! Después a media tarde, así... [risitas] Y al final, no somos ni de Dios ni del Diablo; es decir, y el Padre Dios dice: “al que me reconozca, yo lo reconoceré”.

Que la alegría, la confianza, que el corazón, hermanos, amigos- yo se lo deseo a ustedes, ustedes deséenlo para mí-, que la alegría esté con ustedes.

- Y con tu espíritu-.

Gentileza Sr. Roberto Quinteros