Editorial - Tiempo de Decision

[Nota: en el contexto del retorno de la democracia]

Hemos vivido seis años en que "otros" decidieron por nosotros.
¡Ha llegado la hora! El "Kairós" de la determinación.
Uno es el tiempo cronológico.
Otro el tiempo-destino, el tiempo-encuentro. El tiempo que definirá a lo mejor, toda mi vida. A ese tiempo, en el Evangelio de Juan se le llama "kairós".
Por gracia de Dios, no somos de los ejecutivos que van del avión al salón, y así terminan por no tener patria. Están bien en cualquier lado menos en lo hondo de sus almas, donde serán siempre extranjeros solitarios y sin entorno, porque ellos mismos se han condenado al ostracismo.
Nuestra vida está ligada a esta tierra y a esta gente. "Nos dolió la Argentina" como te duele saber cosas menos dignas de tus padres.
Como cristianos, no podemos olvidarnos que en cierta forma nacer en un lugar es designio de Dios, y a la vez vocación. Sentir vocación de ser argentino. Es un llamado. Y como llamado trae seguridad y renunciamiento.
Ha llegado el momento de la decisión. Para mí y para casi treinta millones de seres; para América y para el mundo; para hoy y para el futuro.
La palabra "ganar" no es la adecuada. Creo que mejor es "madurar".
El voto es una decisión no en favor de tal o cual "hombre-partido", sino una determinación amada, sufrida, esperada con nostalgioso dolor. Una decisión por la justicia y la paz.
En definitiva la opción es por el Reino de Cristo.
Por favor, no quiero decir que tengamos que elegir entre cristianos y no cristianos (irónicamente la Constitución exige que los presidentes sean católicos...), sino recordarnos que todo lo verdadero, lo justo, lo limpio, lo recto, lo que no impida la justicia, la paz y el amor, es cristiano.
Yo los invito, a partir del 20 de Octubre hasta las vísperas de las elecciones, nos unamos en nuestro Templo, en el Rosario y en la Santa Misa vespertina. Y en vuestras casas, a una oración en la mesa, en el almuerzo o la cena de toda la familia, para que la decisión, sea quien sea el elegido, nos haga crecer adentro.

Pablo.