El Dios Amador de la Vida
AÑO II No. XIV (ABRIL 1982)
Su terco, insobornable y tierno amor por la vida, nos desconcierta y nos resulta insoportablemente grato.
Esa forma de amar es nueva.
Jesús, como su Padre, es rico absolutamente en vida.
Casi diríamos que la prodiga en forma incontrolable. Pero Jesús nos advierte que ni las flores silvestres ni los gorriones y chingolos que nos aturden en todos lados, se escapan de SU preocupación.
Muy solemnemente nos asegura que tiene preocupación hasta de la vida de los pelos de nuestra cabeza; el derrocha vida; llama a la vida; la provoca y la sostiene. "Yo les he venido a traer vida y en abundancia".
En el capítulo 6to. de Juan explicita lo que fue el sentido de su misión: "Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron del maná en el desierto pero murieron: aquí está el pan que baja del cielo para comerlo y no morir. Yo soy el pan vivo bajado del cielo: el que coma pan de este vivirá para siempre" (Juan 6, 47-51). Así hablaba por Juan y actuaba consecuentemente. Era un enamorado de la vida asistiendo a los casamientos. No ignoraba la alegría de una mamita al dar a luz. No le molestaban los niños. Daba toneladas de pan para que comieran hasta hartarse y aún sobrara. No soportaba la muerte. Resucitaba a los muertos y no soportó la suya ni antes ni luego de morir.
Por eso RESUCITÓ, porque El amaba al Padre. "Y el Padre es Dios de vivos, de vivientes, y no Dios de muertos".
Por otro lado Mateo certifica este criterio de vida, reduciendo el juicio final al hecho concreto, de SI AYUDAMOS O NO A VIVIR A LOS HOMBRES.
Lean por favor lo que sigue que está en Mateo 25, 34-46: "Entonces dirá el Rey a los de su derecha:- Venid, benditos de mi Padre; heredad el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui extranjero y me recogisteis, estuve desnudo y me vestisteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme.
Entonces los justos le replicarán:- Señor, ¿Cuándo te vimos con hambre, o con sed y te dimos de beber?. ¿Cuándo llegasteis como extranjero y te recogimos, o desnudo y te vestimos?. ¿Cuándo estuvisteis enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?-.
Y el Rey les contestará:- Os lo aseguro: Cada vez que lo hicisteis con un hermano mío de esos más humildes, lo hicisteis conmigo-. Después dirá a los de su izquierda:-Apartaos de mi, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui extranjero y no me recogisteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis-.
Entonces también ellos replicarán:- Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o extranjero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos?-. Y él les contestará:- Os lo aseguro: Cada vez que dejasteis de hacerlo con uno de esos más humildes, dejasteis de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna"-.
Jesús, el enamorado de la vida. Casi podríamos llamarlo el novio o el esposo de la vida. No puede estar separado de ella. La retoma. Cuando se separa no es sin dolor ni angustia y eso le provoca una agonía. Él es cumplidor de la voluntad del Padre. Y la voluntad del Padre es vida; crear es mandarnos a vivir.
Hoy es la Pascua. Pascua es la vida nueva. Es salir de la muerte, cerrazón, angustia y esclavitud, y caminar "HACIA EL PAÍS DE LA VIDA".
El Señor preguntó a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? (Gn. 4, 9). Hoy podría preguntarnos:
¿Dónde está tu vida?
¿Nos alegra vivir?
¿Tengo hambre de vida?
¿Siento orgullo de vivir?
¿Hago tolerable mi vida?
¿Le doy sentido?
¿La defiendo?
¿La magnifico?
¿La dignifico?
¿Los demás viéndome vivir, se contagian de mi vida?
¿Esta vida nuestra, sin duda, limitada, amenazada y no siempre liberada, ha nacido en mí el HAMBRE por LA VIDA QUE NO TIENE FIN?
Es poco defender los derechos humanos si no defiendo la plenitud de mi vida, del vivir, la vida del niño (aborto), la del anciano (eutanasia y el ostracismo ya no es una geriatría sino en la misma casa).
Pero la mejor defensa de la vida, es que yo mismo sienta la alegría de vivir. Algo que es don de Dios! Y que también anhele ir y estar con el Señor, fuente de toda vida y de todo amor. Porque la sal de la vida sería amar y ser amado. Y nadie me ama más que Aquel que me trajo a la vida, y Aquel que murió por mí para que yo viviera.
¡Cristo RESUCITÓ! ¡Aleluya!
Padre Pablo Tissera.